Rumbo a Emyn-nu-Fuin

Info

La comunidad se adentra en el Bosque Negro camino de la fortaleza en Emyn-nu-Fuin

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Fecha: 2020-11-29

Jugadores:

No asistentes

  • Chema – Thonismund (Beornida)
  • Germán – Delileron (Elfo de los bosques)

22 abril 2948

Casa de Beorn

Preguntamos inútilmente a Beorn sobre el camino del bosque viejo ya que lo único que conseguimos fue el consejo de hablar con Bofri, el hijo de Bofur. En los dos años que habían pasado desde que atravesamos el bosque, Bofri había avanzado en su proyecto de recuperación del Camino desde el lado del Anduín y se encontraba en algún punto del interior, seguro que estaría mejor informado que Beorn.

23 abril 2948

Al llegar a las puertas del bosque nos percatamos de que el camino se encuentra en mejores condiciones que la otra vez, aún no están avanzados los trabajos en piedra de recuperación de la calzada, pero por lo menos está despejado y permite avanzar rápidamente.

26 abril 2948

Encontramos a Bofri en un campamento que había montado en medio del bosque. Fue toda una alegría que aún se acordara de nosotros cuando nos encontramos dos años atrás en ese camino. Nos pusimos al día de nuestras respectivas aventuras y le contamos todos los problemas que se ciernen sobre el Anduín motivadoras de nuestro viaje.

Bofri conocía Emyn-nu-fuin, la fortaleza de los elfos, y pensaba que no estaba totalmente abandonada, estaba casi seguro de que sus estancias aún eran utilizadas por los elfos como refugio cuando estaban de viaje. Tenía conocimiento de un campamento de hombres cerca de la fortaleza, una mezcla entre pioneros y fugitivos de la sociedad de los hombres del bosque, una gente que quizás pudiera echarnos una mano con algún refugio o zona de descanso. A cambio de toda la información solo nos pidió que ofreciéramos trabajo en la reconstrucción del camino a esos hombres, más manos no le vendrían nada mal en su gran tarea.

Abandonamos el campamento de Bofri y continuamos internándonos en el bosque, ya por la noche comenzamos a oír aullidos a lo lejos de manera bastante insistente. Según nos adentrábamos en el bosque los animales se comportaban de manera extraña, se quedaban parados mirándonos y volvían al interior del bosque.

Días después, en una partida de caza, encontramos restos de un ciervo muerto por unas heridas terribles, estaba desgarrado con heridas de un animal que no buscaba alimentarse, solo matar. Al mirar más detalladamente lo que vimos es que no era un animal, era una manada de lobos, allí, en medio del bosque, lejos de sus zonas habituales en la montaña.

Siguieron días rápidos y monótonos hasta que uno de ellos Eyvindir se percató de que estábamos siendo rodeados, por suerte se trataba de hombres del bosque a los que Hans se dirigió con un  “tranquilos, somos hombres de paz”. Uno de ellos que debía ser el líder y respondía al nombre de Geirbald, entabló conversación con nosotros, no empezó demasiado bien, pero conseguimos enderezarla y acabamos siendo invitados a su campamento cuando le contamos nuestro objetivo de unir a todos los humanos contra las fuerzas del mal, por lo visto la familia seguía siendo importante para él.

Nuestra nueva amistad nos llevó a un campamento bastante espartano situado a la altura de Woodland Hall, a la vista quedó claro que no se trataba de una comunidad sino de gente que había decidido apartarse de la sociedad de los hombres del bosque y vivir en la naturaleza. Tenían pocos recursos pero estaban contentos de compartirlos con nosotros porque la causa era justa (y menos mal, porque las raciones ya escaseaban). 

En el tiempo que  pasamos con ellos nos dijeron los mejores sitios donde acampar los próximos días para pasar noches relativamente tranquilas camino de Emyn-nu-fuin, con la fortaleza de la montaña no tuvimos tanta suerte, no les sonaba, sin embargo sí que tenían información de los espíritus lobo, no eran rumores, eran reales, estaban sucediendo muchas más desapariciones de gente de las habituales, y era fácil relacionarlo con la mayor actividad de las manadas de lobos de esta zona del bosque.

Partimos del campamento guiados por Astaldo, la zona del bosque en la que nos encontrábamos tenía el camino muy desgastado, y todo lo que lo rodeaba empezaba a ser muy denso.

03 de mayo de 2948

A partir de este punto entramos en la zona más densa del bosque negro, ya no se veía la luz del sol, no había diferencia entre el día y la noche y la sensación asfixiante había llegado a su máximo. Los pocos animales que nos cruzábamos eran animales con un pelaje más oscuro, los recursos para cazar o recolectar prácticamente habían desaparecido. Era la zona que recordábamos como verdaderamente complicada y a partir de ahí nos esperaba un viaje más lento y más difícil.


Viene de la sesión Sesión 19

Continua en la Sesión 21